domingo, 16 de outubro de 2005

NA MATA ATLÂNTICA


Vim parar no paraíso. Estou no município de São Sebastião, no litoral norte de São Paulo, hospedado na casa do fotógrafo Juvenal Pereira, na Serra do Mar, em plena Mata Atlântica.

Tenho a companhia de um amigo especial, o repórter-fotográfico Luiz Prado, da mulher dele, a jornalista Tânia Rabello, e do João Antônio, filho deles.

Conheci Luiz Prado no final dos anos 80 e já percorremos as florestas da Amazônia como repórteres do jornal O Estado de S. Paulo, onde ele trabalhou por 10 anos. A Tânia Rabello é editora-assistente do Suplemento Agrícola do Estadão, onde atua há 13 anos.

No momento, Prado, Luludi e Marcos Fernandes são sócios na concorrida Agência Luz, de fotografia, que atende clientes como Veja, Diário do Comércio, BM&F, Sebrae, Telefônica etc.

Luiz e Tânia costumam passar os feriados por aqui. São 20 passadas da cozinha da casa até a margem direita do Rio Camburi. É um dos lugares mais belos do litoral brasileiro, que o velho Prado frequenta desde o começo dos anos 80.

Além de Camburi, São Sebastião possui, entre outras, as famosas praias de Juquehy, Maresias, Barra do Una, Toque-toque Pequeno. Estou numa lan-house na praia de Boiçucanga.

Respeitem a Mata Atlântica! Inté!

4 comentários:

Anônimo disse...

Aproveite Altino e você merece. O Brasil é lindo mesmo eu conheço essa região em que voc^está. Um abraço.

Anônimo disse...

Caro Altino
Este artigo me foi enviado pelo amigo jornalista José Antônio Iniesta e reio que cabe publicá-lo neste espaço,em vista das últimas querelas.
Att
Schneider

SILENCIO


Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Ésa es la manera de vivir.
- Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y
mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.

Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte.
Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.
La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.

Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces...


Extractos del libro "Ni lobo ni perro. Por senderos olvidados con un anciano indio" de Kent Nerburn

Anônimo disse...

Parabéns pelo blog. Muito legal.
Força aí continue.
É fundamental preservar a biodiversidade.

abraço de portugal

Anônimo disse...

parabéns pelo blog está muito bom.
abraço de portugal