sábado, 19 de agosto de 2006

70 ANOS NÃO-CALADO

Walter Faceta Jr.

Em um 19 de Agosto, há exatos 70 anos, um tiro na nuca foi incapaz de calar o poeta, dramaturgo e prosista Federico García Lorca. Ao contrário, sua voz brotou multiplicada das bocas de gentes distantes, no tempo e no espaço.

Tonto do deputado que solicitou sua execução, cuja justificativa foi a seguinte: "é mais perigoso com a caneta do que os outros com o revólver".

De fato, Lorca aborrecia e confundia os fascistas. Inimigo dos rótulos, um dia afirmou sentir-se, ao mesmo tempo, católico, comunista, anarquista, libertário, tradicionalista e monárquico.

Filho de Granada, filho do mundo, julgava-se irmão de quem lhe inspirasse o verso. Pouco antes de morrer, afirmou numa entrevista ao Sol de Madrid:

"Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos.

El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política."

Pobres reaças de España. Hoje é sábado e vocês estão mortos de vez. Lorca, ao contrário, vai passear conosco, vai à festa, vai ver a Andaluzia bater saltos pelo mundo...

Baile

La Carmen está bailando
por las calles de Sevilla.
Tiene blancos los cabellos
y brillantes las pupilas.

¡Niñas,
corred las cortinas!

En su cabeza se enrosca
una serpiente amarilla,
y va soñando en el baile
con galanes de otros días.

¡Niñas,
corred las cortinas!

Las calles están desiertas
y en los fondos se adivinan,
corazones andaluces
buscando viejas espinas.

¡Niñas,
corred las cortinas!

(Federico García Lorca (1898 - 1936?)

Walter Falceta Jr. é jornalista

Um comentário:

Anônimo disse...

Gacela del amor imprevisto

de Federico García Lorca

Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen ''siempre'',

''siempre, siempre'': jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.